jueves, 16 de abril de 2009

La JARE

La JARE

(Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles)

Realizado por Juan Fco. Díaz Hidalgo, tomando

como base el libro escrito por Abdón Mateos:

«De la guerra civil al exilio. Los republicanos

españoles y México», Madrid, 2005.

Editorial Biblioteca Nueva, Fundación Indalecio Prieto.

Negrín deja España ante el golpe de Casado. Los acontecimientos se suceden, la Comisión de Evacuación desaparece para formarse una comisión mixta hispano mexicana que dará paso a la creación del SERE (Servicio de Evacuación de los Refugiados Españoles).

Pero otra organización se crearía más adelante el 31 de julio de 1939: el JARE (Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles). Con el apoyo del presidente de México Cárdenas, después de reconocer a la Junta Nacional de Defensa, Indalecio Prieto con el respaldo de la Comisión Permanente de las Cortes, se hace cargo de los bienes del Vita destinados al Dr. Puche, que en realidad no se encontraba en Méjico. En Francia el responsable de la JARE era Luís Nicolau D'Olwer y en México Indalecio Prieto.

El conflicto Prieto Negrín se refleja en la división en dos organizaciones rivales de ayuda a los refugiados. Con criterios diferentes a Negrín, Indalecio defendió la inmigración en Méjico de los que habían tenido responsabilidades políticas en la República. Los criterios de Prieto estaban en contra de una inmigración masiva, para la que además no había fondos.

Negrín siguió la política de evacuar al máximo de refugiados aunque no hubiese fondos para asistirlos, con lo que había conflictos en México y Santo Domingo. Prieto decidiría mantenerlos en Europa y África.

La delegación de la JARE inició sus sesiones el uno de diciembre de 1939 en México. Su prioridad era convertir en efectivo los bienes del Vita y la venta del material aeronáutico. Prieto pretendía dedicar el dinero a socorrer a los refugiados en Francia. Creía que la oposición a Franco debía hacerse desde España.

La mayoría de los cerca de 7.000 refugiados habían llegado a México gracias al SERE y su comisión técnica en México (el CTARE negrinista) había realizado numerosas inversiones socorriendo a los que se encontraba sin trabajo en México, así como intentado el acomodo de refugiados ante la oposición de los responsables de migración mexicanos, que no reconocían la acción de comités formados por sindicatos y partidos políticos españoles. Ante el desbarajuste y la imprevisión hubo que retrasar la llegada de nuevas expediciones contratadas por el SERE. El agotamiento de los fondos del SERE haría que en abril del 40 se suspendieran definitivamente los socorros a refugiados.

Entre junio del 39 y febrero del 40 la CTARE gastó 1,5 millones de dólares en inversiones y socorros en México y en abril del 40 la JARE se hace cargo a regañadientes, obligada por la secretaría de gobernación, de los socorros de la CTARE. La política de ayuda tuvo que plegarse a los deseos de gobierno de México y al agotamiento de los fondos del SERE. A fines de febrero del 40 el secretario de Hacienda reclama a Prieto su contribución para la construcción de un oleoducto desde la costa del Pacífico. Prieto crea un gabinete técnico (HISME) que estudiaría las inversiones industriales y de infraestructura mexicanas.

A diferencia de la CTARE la JARE destinó 6 millones de pesos a refugiados en Francia y África y en México dos millones de pesos (aún no se habían incorporado algunos bienes del Vita y la venta de aviones a Canadá).

Durante 1940 se evacuaron 250 refugiados, a parte de los 500 de Cuba traídos por el SERE, y dos mil refugiados recibían subsidios en México.

Desde el inicio de la guerra y hasta la derrota de Francia la política de acogida del presidente Cárdenas estuvo sobre todo restringida la emigración de una élite política e intelectual. El rápido desenlace de la campaña relámpago de las tropas de Hitler llevó a Prieto a pedir al presidente un giro radical en la política de acogida. En respuesta Cárdenas daba instrucciones a Relaciones Exteriores para «que se traslade a México el contingente que sea». También pidió ayuda al presidente Roosevelt para poder socorrer a los refugiados ante el peligro fascista y de sus colaboradores (Franco).

La JARE no tenía fondos para el traslado a México de más de quince mil españoles. El segundo semestre de 1940 se gestionaron con la Francia de Vichy, por parte de Luís I. Rodríguez a la cabeza de la diplomacia mexicana, dos acuerdos para la protección y traslado de refugiados españoles, coincidiendo con la petición del gobierno franquista de la extradición de 2.000 refugiados.

Debido a la disolución de las organizaciones españolas de ayuda por las autoridades francesas, la representación mexicana en Vichy y la delegación de la JARE mexicana tomaron un papel central en la organización de la evacuación y la coordinación de la asistencia a los refugiados. Los depósitos de la JARE en Francia, retenidos por las autoridades francesas, fueron puestos al cuidado de la Legación Mexicana, que además recibió desde México cuatro millones de francos mensuales. Los fondos controlados por Negrín no llegaron siempre y en 1941 el general Aguilar, embajador mexicano, se quejaba de ello frecuentemente. Esto obligó a la JARE a elevar la asignación a seis millones de francos.

La gestión de la JARE fue objeto de numerosos ataques de la CTARE negrinista y entidades filocomunistas como la Fundación México-España y la asociación de Inmigrantes Españoles (AIEM) la presión de las organizaciones negrinistas y la polémica en la opinión pública mexicana hizo que los responsables de la delegación de la JARE presentaran la dimisión en septiembre de 1940. Los miembros de la delegación permanente presentes en México no aceptaron las dimisiones de Prieto, Giral y Andréu, por lo que la delegación siguió activa.

La hostilidad de parte de la emigración republicana contra la JARE dio lugar a varias agresiones y atentados. También se produjeron agresiones contra la CTRAE negrinista (asesinato de un bancario ugetista) las entidades mencionadas AIEM y la Fundación México-España consiguieron el apoyo del secretario de Gobernación, García Téllez y con el nuevo presidente Ávila, se llegaría a la intervención de la JARE por el gobierno mexicano. Fue el decreto de diciembre del 42 de Ávila Camacho, cuando se incauta de la JARE, pasando Prieto a la presidencia de la Financiera Hispano-Mexicana hasta marzo de 1943 fecha en que es destituido a instancias de la CAFARE (Comisión Administradora del Fondo de Ayuda a los Republicanos Españoles)

Ante el cambio presidencial en México las perspectivas se dibujaban negativamente para los intereses de los refugiados. Prieto veía que fuese quien fuese el nuevo presidente reconocería el régimen de Franco. Sin embargo, la ambigüedad avilacamachista quedaría enterrada con la invasión de la Unión Soviética por Hitler, la entrada de EEUU en guerra y México en mayo de 1942. Esto descartaría cualquier aproximación a la España de Franco.

La ruptura de relaciones con Vichy facilitó la intervención mexicana sobre la JARE en noviembre de 1942, también existía el deseo del gobierno mexicano de que los fondos se invirtieran en México mientras Prieto miraba más a los refugiados que estaban en Europa.

El decreto de 21 de enero de 1941 nació apoyado en las críticas de los propios exiliados contra la gestión de la JARE. Promovido por Ezequiel Padilla establecía una entidad financiera, como se menciona arriba. La intención de Padilla era que el consejo de administración fuese mayoritariamente mexicano, lo que supondría la pérdida de la naturaleza española de delegación en México de la Diputación Permanente de las cortes republicanas en el exilio. Por otra parte esto facilitaría a México la reanudación de relaciones con Franco, ya que la nueva entidad escaparía a las reclamaciones del gobierno español franquista.

El desarrollo de la guerra hizo pedir a Washington el cese de envío de divisas a Francia, además la política monetaria de EEUU quería controlar los dólares circulando en el extranjero. Así que esto condujo a que se constituyera en el Banco de México un depósito una vez convertidos todos lo bienes de la JARE en dólares, no quedando en custodia de los directivos de la JARE ningún dinero.

El 9 de marzo de 1943 a instancias de Padilla, la CAFARE decidió intervenir el consejo de administración de la Financiera Hispano Mexicana, destituyendo a Prieto de la presidencia. Las dimisiones posteriores de representantes españoles de la CAFARE y la Financiera hicieron que estos organismos fuesen mexicanos desde ese momento. Se siguieron manteniendo ciertos subsidios hasta el efectivo traspaso del remanente de los fondos de la antigua JARE al gobierno en el exilio en noviembre de 1945, dependiente de Giral, denominándose Comité Técnico del Fideicomiso para ayudar a los Republicanos Españoles.

1945: La España republicana

La base de la política de México hacia España se sentó durante el bienio 1943-1945. El nuevo orden mundial vislumbrado en 1943, la solidaridad ideológica y la política de prestigio internacional unida al creciente hispanismo, hicieron posible que México se convirtiese en el primer valedor de la causa de los republicanos exiliados.

La intervención de la JARE hizo que Prieto no acudiese al banquete ofrecido a Ávila Camacho, cosa que fue muy criticada por la prensa. Quién sí acudió fue el presidente de las cortes Diego Martínez Barrio y este encuentro con Ávila Camacho supuso un espaldarazo al político de Unión Republicana, que poco después pasaría a presidir la Junta Española de Liberación y en 1945 conseguiría reunir a las Cortes Españolas y obtener su calidad de Presidente de la República Española en funciones. Ya en 1942 Félix Gordón Ordás (antiguo embajador en México) había solicitado al presidente mexicano autorización de una declaración de la Diputación Permanente de las Cortes republicanas contra las nacientes Cortes franquistas. Ávila prometió estudiarlo y encontrarse de nuevo con Martínez Bario y Gordón.

Desde el banquete del Ateneo Ramón y Cajal, Martínez Barrio se convirtió en el principal interlocutor españolo de Manuel Ávila Camacho.

La ejecutiva del PSOE en México aprobó en agosto de 1943 unas bases que facilitaron las conversaciones con republicanos y catalanistas que dieron lugar a la JEL. Según los socialistas se daban las circunstancias favorables para resucitar la alianza republicano-socialista.

El nuevo protagonismo de Martínez Barrio era criticado por Prieto, ya que no asumió la presidencia de la República en marzo de 1939 al dimitir Azaña. Hubo también una polémica entre los dos dirigentes ante la actitud inhibitoria del ex presidente de las Cortes ante la declaración de Julián Besteiro en nombre del Consejo Nacional de Defensa que no reconocía otra autoridad que la militar.

Quien más obstaculizó desde el gobierno mexicano la acción política de los exiliados y el restablecimiento de las instituciones republicanas fue Ezequiel Padilla argumentando la necesaria reforma de la constitución para que desde suelo mexicano se pudiese admitir la presencia de órganos representativos de un estado extranjero.

El pacto entre republicanos, socialistas y catalanistas para restaurar la república declaraba caducada la política del Frente Popular y criticaba la restauración de la monarquía. En 1944 la JEL acentuó los actos de cortesía hacia México y el presidente de la Cámara de Diputados, Carlos Madrazo, manifestó que pediría el reconocimiento oficial mexicano de la Junta Española de Liberación. Insistía en el principio de autodeterminación de los pueblos refiriéndose a España, pues con Franco imperaba la violencia y el crimen cono régimen político. El desembarco aliado en Francia intensificó la campaña en defensa de la «verdadera España».

En otoño de 1944 Ávila Camacho autorizó la entrega de fondos del Comité de Auxilios del Fondo de ayuda a los Republicanos Españoles a Diego Martínez Barrio y a la Diputación Permanente para organizar una reunión de las Cortes Españolas en México. Ávila también decidió conceder una ayuda regular a Martínez Barrio y aunque los responsables del CAFARE se resistieron, se formalizó la entrega de 20.000 pesos para sostener las oficinas de Martínez Barrio. Antes del traspaso de los fondos al gobierno en el exilio, la CAFARE y el Fideicomiso de la Nacional Financiera, traspasaron a Martínez Barrios un millón y medio de pesos. Entre diciembre de 1944 y 1945 había sido poco más de medio millón de pesos los auxilios los auxilios en México y los gastos y remesas para ayudar a los refugiados españoles no llegaban cada una al cuarto de millón.

Prieto por su parte no tuvo éxito en la solicitud a la Francia de libre del traslado del JEL a ese país.

La reunión de las Cortes de enero de 1945 tuvo que suspenderse por falta de quórum y no contó con el beneficio de la extraterritorialidad como concesión del gobierno mexicano. Los socialistas de Prieto consideraban un error la elección de un presidente de la segunda república y la formación de un gobierno en exilio cuando no se contaban con garantías de reconocimiento por las principales potencias aliadas. Por el contrario Martínez Barrio dando por seguro su investidura como presidente de la república, dimitió de la presidencia de la Junta Española de Liberación.

Durante el otoño de 1945 el gobierno de México traspasó los antiguo fondos de la JARE, concedió franquicia postal y devolvió el edificio de la embajada española.

En mayo de 1945 la JEL obtendría su mayor éxito al conseguir que la representación mexicana hiciera suyo un memorando por el que se excluía a Franco de las nacientes Naciones Unidas. A pesar de las dilaciones de Padilla y tras múltiples conversaciones con Gordón (que había sustituido a Martínez Barrio en la JEL), pidió ayuda a Ávila Camacho quien aseguro que la voz de los republicanos españoles sería tenida en cuenta al ser apoyada íntegramente por la Delegación de México. Luis Quintanilla, delegado mexicano, argumentó que la derrota de Hitler y Mussolini no podía afirmar la posición de Franco en el mundo de la posguerra.

Esta victoria de la JEL se vería ensombrecida al iniciarse las Cortes republicanas sin el suficiente reconocimiento internacional, que supondrían fin a la plataforma,

El 29 de mayo de 1945 se había constituido en Francia el Comité de Protección a los Refugiados Españoles (CPRE) apoyado en gran medida por las autoridades mexicanas, que deseaban evitar la gestión directa de la ayuda. El traslado del gobierno republicano en el exilio a Francia en la primavera de 1946 hizo que el ministerio de Emigración y la Cruz Roja canalizasen la ayuda.

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