sábado, 23 de marzo de 2013

Guía de comentario de texto histórico


Todos los pasos que se siguen en la guía responderían al texto ideal, pero a menudo nos enfrentaremos a propuestas a las que no podremos aplicar la teoría plenamente, aunque en lo esencial seguirá siendo una guía. Por ejemplo, un texto sin autor ni fecha necesitará por nuestra parte hacer una reflexión muy atenta de su contenido para llegar a conclusiones que se aproximen con garantía de éxito a la época y al posible autor (ideología, rango social, etcétera).

Trabajo preliminar 

Para realizar un comentario de texto es imprescindible comenzar con una lectura detenida de mismo, varias veces si es preciso, y subrayar las expresiones importantes, significativas o difíciles que aparezcan en el mismo. A continuación se realizará una reflexión sistemática sobre la naturaleza y el origen del documento, su autor y la fecha en la que fue redactado.

Conviene observar el aspecto en que se encadenan las ideas principales, el sentido de los términos característicos (nombres propios, expresiones jurídicas, instituciones), la exactitud y sinceridad del autor y la aportación e interés del texto.

Sobre la forma de presentación del comentario es útil que el encadenamiento de la explicación sea perfectamente compresible. Para ello son imprescindibles los títulos, así como acudir al número de la línea en la explicación, la utilización de las palabras en su sentido exacto y evitar expresiones vagas, pretensiones filosóficas y estilo personal. Siempre que sea posible es conveniente recurrir al texto completo.

I Introducción 

Antes de realizar el comentario en sentido estricto es preciso analizar la naturaleza y el origen del texto, las circunstancias generales y el autor.

 1.- Naturaleza y origen del texto En cuanto a su naturaleza los textos pueden se jurídicos, circunstanciales y subjetivos. Los textos jurídicos, como una constitución, un decreto, un tratado, etc., suelen tener una redacción muy pensada y un estilo rígido e impersonal porque tienden a la perennidad y a la estabilidad, Generalmente evitan cualquier artificio literario y prescinden de la subjetividad. Los textos circunstanciales, como un discurso parlamentario, una proclama, artículos de prensa, etc.,están concebidos normalmente para conseguir un efecto determinado: conseguir el asentimiento, instigar la imaginación o aumentar la sensibilidad de un auditorio. Es necesario distinguir, por ejemplo entre un editorial de un periódico escrito para ser leído en el momento y un artículo de revista que se escribe con más reflexión, sobre temas de fondo y con un mayor margen de tiempo. Los textos subjetivos como Memorias, Recuerdos y Cartas, dependen únicamente del punto de vista del autor. En el caso de las memorias y recuerdos hay que tener en cuenta que el protagonista tiende a la propia alabanza y a la autojustificación. En las cartas hay que deslindar los elementos que no tienen valor histórico, aunque tengan interés para el destinatario. Respecto al origen del texto, hay que tener en cuenta la forma en la que nos ha llegado y las variaciones que ha podido sufrir.

 2.- Circunstancias generales Toda cuestión histórica se sitúa en el espacio y en el tiempo. Por lo tanto, hay que colocar el texto en sus circunstancias espaciales y temporales. Si el texto se refiere a un momento "privilegiado" de la historia como puede ser una guerra, una revolución, un cambio político o económico, es necesario determinar con precisión el momento y describir las fuerzas presentes. Si el texto es un discurso político o un comentario periodístico, habrá que determinar los componentes de la situación para hacer inteligible el texto. Entre los componentes habría que hablar no sólo de las fuerzas presentes, sino también del estado de receptividad del auditorio o de los lectores. Cuando el texto concierne a un período bastante largo, la precisión cronológica puede descansar en falso. En este caso puede bastar con un balance. En textos con doble plano histórico (Memorias) habrá que definir, por una parte, la época del texto en el período en el que el autor lo sitúa y, por otra, las circunstancias generales en las que el autor ha escrito y que han podido influir sobre él.

 3.- El autor Conviene tener en cuenta aquellas circunstancias de la vida y de la obra del autor, aspectos de su personalidad y notas de su carácter que puedan aclarar el texto no siendo necesario hacer una biografía completa. En aquellos textos que no tienen autor conocido, como ocurre con los jurídicos, habrá que tener en cuenta que siempre tienen inspiradores: un partido político, un equipo ministerial, etc. No conviene remontarse al pasado de la fecha del texto a no ser que sea necesario para interpretarlo. Igualmente es preferible abstenerse de hacer incursiones en el futuro y mucho menos hacer futuribles.

II COMENTARIO 

 1.- El problema del análisis No es preciso hacer un resumen detallado del texto. Es suficiente con hacer hincapié en una palabra clave que posteriormente se desarrollará o en algunas líneas importantes. El análisis debe limitarse a unas pocas líneas muy densas que abarquen la totalidad del texto, pero absteniéndose de todo comentario.

 2.- Los métodos de explicación Existen dos métodos básicos para explicar un texto: el literal y el lógico. El método literal consiste en seguir el orden del texto y presenta los inconvenientes de falta de ritmo, exposición tediosa, detenimiento en pasajes que pueden no necesitar explicación. En cambio, ofrece las ventajas de no alejarse del texto, lo que da cierta seguridad, y su utilidad para principiantes.El método lógico reagrupa las explicaciones por grandes temas o centros de interés. Es más racional y estético que el literal, pero se puede perder de vista el documento. La utilización de uno u otro método se impone según el tipo de texto que se comente. Conviene utilizar el método literal cuando el texto sea denso y elaborado porque reemplazar el orden lógico del autor sería una vana pretensión. En cambio el método lógico es más útil en los casos en los que el texto no tiene un encadenamiento perfecto o el plan del autor es confuso. Cabe la posibilidad de un tercer método mezcla de los dos anteriores: consistiría en seguir los movimientos del texto y al mismo tiempo reagrupar las diferentes explicaciones por temas.

 3.- La explicación propiamente dicha Debe atender a aclarar bien el texto de manera que revele el contenido. Por eso conviene definir con precisión los nombres propios, los términos técnicos, las palabras expresivas, las instituciones, etc. Hay que sacar las alusiones históricas que el texto contiene sin extenderse en ellas. Deben explicarse las fórmulas vagas de apariencia banal y a primera vista evidentes. La experiencia demuestra que en el curso del comentario de texto existen dificultades para el alumno, tales como:

 - La paráfrasis que consiste en repetir más o menos bien y en términos distintos lo que el texto ya dice.

 - La inclusión de conocimientos históricos que no sirven para aclarar el texto porque constituyen una mera muestra de erudición.

 - La sustitución en un discurso literario del comentario histórico por juicios estéticos o de valor.

 - El tono polémico, el estilo agresivo y las actitudes moralizantes de condena o apología. Todo ello constituyen graves faltas en el cometido de un historiador, puesto que hay que conseguir la mayor objetividad posible.

III CONCLUSIÓN 

Esta parte es quizás la más importante del trabajo porque revela la actitud del estudiante para valorar globalmente el texto y su aportación histórica.
 1.- Aportación del texto Se trata de sacar las consecuencias próximas o lejanas del documento. En el caso de que no tuviera repercusiones ni a corto ni a largo plazo, habrá que señalarlo y razonarlo. En el caso de las aportaciones a largo plazo conviene ser breve para no hacer largas incursiones en el futuro.
 2.- La crítica del texto La no autenticidad del texto es muy rara en Historia Contemporánea, pero es muy frecuente la falta de exactitud y de sinceridad. Los errores u omisiones del autor conviene enumerarlos, agruparlos por temas, señalar si son o no voluntarios, si son importantes o secundarios y las causas a las que puede deberse.
 3.- Interés del texto A priori un texto siempre es interesante por su significación en el proceso histórico, por su aportación al mismo o por su contenido integral. Incluso, el interés puede residir en lo que el autor no había pretendido.

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